El 25 de julio de 1978 en Puerto Rico no fue un martes cualquiera.
Se materializaba la condena que conlleva ser independentista. Independentista. Lo que por décadas ha sido calificado como un eufemismo para llamar a los “terroristas”. Así fue como, para un sector de la población, pasaron a la historia los nombres de Carlos Soto Arriví y Arnaldo Darío Rosado.
En el noveno mes del 2019, hablar del Cerro Maravilla y los asesinatos de los dos activistas del Movimiento Revolucionario Armado (M.R.A.), no es común. De hecho, sin temor a equivocarme, la dupla se recuerda el día del aniversario de su asesinato y el resto del tiempo…no entran en la memoria de gran parte de esa generación que vivieron en vivo y a todo color uno de los momentos más mas críticos de nuestra historia política.
Sin embargo, esta semana dio inicio de una forma distinta. “Cerro Maravilla” ocupaba la atención mediática y las redes sociales traían a la discusión pública y a la lengua de aquellos que ni siquiera pensaban nacer (me incluyo), el tema.
Hay que ser justo y agradecido. Si la alcaldesa de Canóvanas, Lorna Soto, no hubiese tenido la osadía de nombrar un parque en reconocimiento a Ángel Luis Pérez Casillas, Cerro Maravilla seguiría en el escondite hasta el verano del 2020.
Pérez Casilla… el mismo que de acuerdo al testimonio del detective Miguel Cartagena Flores, en la segunda investigación ordenada por la Asamblea Legislativa de Puerto Rico y que se extendió desde 1981 al 1984, expresó qué, “estos terroristas no deben bajar [de la montaña] con vida”.
Dicen que las segundas oportunidades también son buenas. En este caso se comprobó y como parte de la segunda investigación se logró la convicción de al menos una decena de policías que no estaban activos. Entre estos, el jefe de la División de Inteligencia de la Policía de Puerto Rico, el coronel Ángel Luis Pérez Casillas.
Esta mañana, Pérez Casillas entregó una carta a la alcaldesa Soto, en la que le solicitaba que retirara su propuesta de nombrar el espacio recreativo y público , como “Parque Ángel L. Pérez Casillas”. Acción que le ha merecido elogios por parte de varios componentes de la sociedad puertorriqueña.
En ocasiones, los errores de alguien fomentan procesos de intensa introspección y búsqueda. Hacia mucho tiempo que no pasaba revista por mis libros de historia de Puerto Rico. Aquellos que nos presentan el país en su esencia y no enmascarado en la fantasía idílica de un paraíso isleño.
Hoy, mientras sigo acoplándome en mi nuevo rol, he disfrutado mucho los prolongados ciclos de lectura.
Por cierto, casi lo olvido, este capítulo también forma parte del #Verano2019. Tenemos que recordar nuestra historia si anhelamos un Puerto Rico renovado.
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